miércoles, febrero 17, 2010

Saulo Lasso Barahona


Hay gente que con el tiempo, se queda atrás... El paso de los días los desdibuja de tu vida... Saulo es uno de esos que pasó y de los que nunca más volví a saber.

Nos conocimos en la guardería y la verdad es que pronto nos hicimos buenos amigos... El colegio fue un transcurrir de amistad, él en mi casa y yo iba a la suya... Podríamos decir que éramos buenos amigos. No nos importaban nuestras diferencias, no nos importaban; él buen estudiante (hoy sé que a la fuerza) y yo... yo preferí reírme y enredar todo el día.
En el instituto algo cambió, las diferencias se hicieron más evidentes... Se agrandó el hueco que nos unía... A pesar de lo cual aguantamos bien hasta segundo. Todo ese tiempo, toda la vida habíamos ido juntos a la misma clase...

Y un día, un día que no sé ni cuando; no sé si era invierno, no sé si verano... Al salir de clase me llevó a un aparte... Me dijo que teníamos que pegarnos, que no había otra forma de resolverlo... Y antes de enterarme empezó a golpearme. Yo me quedé quieto, sin terminar de entenderlo pero no sirvió de mucho... Empezó dando patadas esperando mi respuesta... y al final la ira le subió a los ojos... Cada vez más duro, cada vez más fuerte... Mientras yo, seguía quieto, tratando de calmarle.
No sé el tiempo que pasó dando patadas, pero de pronto sin esperarlo, lanzó un puño contra mi cara. Yo lo esquivé como pude, pasó rozando mi oreja y sin quererlo, sin pensarlo, mi puño reaccionó saliendo como un resorte... duro, grande, rápido... Al momento lo vi en el suelo, como a 4 metros, sangrando...

Se levantó corriendo y volvió para golpearme; traté de hacerle ver que ya era suficiente, que todo aquello sobraba... Y me fui a casa.

Después de eso, cada vez menos, menos risas, menos charlas, menos todo... El curso siguiente yo me quedé en segundo y él no, yo seguí sin estudiar y el no... Yo quise seguir siendo su amigo, y él no... Y después todo lo demás es no... No volvimos a hablar, no nos volvimos a ver... No sé donde andará y no sé lo que de él fue...No.

Es triste, pero lo único que me queda de él hoy por hoy, es una cicatriz en el dedo anular de mi mano derecha... La cicatriz que quedó de aquel puñetazo que lo mandó a más de mil Kilómetros de mi vida, la cicatriz que me recuerda cada día que tuve un amigo del que ya no sé absolutamente nada... nada.

1 comentario:

Mikele dijo...

Hoy he vuelto a saber de ti... y como suele pasar, de repente, un día, el tiempo borra las heridas... El tiempo hace que las cicatrices no se vean...
Tal vez, de repente un día, volvamos a juntarnos, un día; tal vez en Singapur, tal vez más cerca... Tal vez un día, echemos una de esas cervezas que quedaron pendientes... Tal vez un día, tú vuelvas a mi vida y yo a la tuya... Tal vez un día, quien sabe...
Me alegro un montón de haberte "oído".